Cerró un tradicional comercio del centro porteño, un ícono de Corrientes y Florida

El local de Burger King, ubicado en uno de los cruces más transitados de la Ciudad, ocupaba un edificio de dos plantas y se encontraba funcionando hace 24 años. Pese a que los dueños hablan de reestructuración, cada vez hay más locales cerrados en la zona por la crisis económica.

El local de Burger King que se ubicaba en Corrientes y Florida cerró sus puertas luego de 24 años, conviertiéndose en un emblema del centro porteño.

El 31 de diciembre fue el último día en que funcionó en el palacio de fines del siglo XIX y, pese a que los dueños hablan de una reestructuración, es cada vez más grande el número de locales que cierran sus puertas por la crisis económica.

Entre los comerciantes de esa esquina, la versión es unánime: se fueron por el costo del alquiler. Un valor alto hasta para un local que tenía clientes a toda hora: según un aviso publicado en noviembre por la inmobiliaria Gregoriadis, que ofrecía el inmueble en venta, el alquiler que pagaba Burger King ascendía a US$ 45.000 mensuales.

Voceros de la empresa niegan que el costo del alquiler haya sido determinante para el cierre. Hablan en cambio de una reestructuración. Dicen que, tras “revisiones constantes del tipo, formato y tamaño de los puntos de venta”, decidieron “reemplazar ese local y apostar a nuevas plazas para lograr una mayor distribución y presencia de marca en distintas ciudades”. Dos de esas plazas serán Escobar y La Plata, que inaugurarán sucursal en los próximos días. “Todos los empleados conservaron sus puestos de trabajo y fueron asignados a nuevos locales”, aclaran.

En el elevado precio del alquiler del Burger King incidían no sólo el tamaño del edificio sino sus características y ubicación. Así es como un lote en el mismo barrio y con el mismo metraje pero sobre la cuadra de Lavalle al 700 es ofrecido en alquiler a menos de la mitad -US$ 20.000- por una de las principales inmobiliarias porteñas. Y otro en Esmeralda al 100, a US$ 18.000.

El valor patrimonial también es clave: se trata del palacio Elortondo-Alvear, un edificio con elementos neogóticos inaugurado alrededor de 1880 para que allí vivieran el terrateniente Carlos María de Alvear y su mujer Mercedes de Elortondo.

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