El Policlínico Bancario ha pasado para desgracia de todos sus afiliados a ser el emblema de la impunidad y la corrupción. La avaricia y la ambición desmedida de algunos oscuros personajes, desmantelaron una institución que alguna vez fue un ejemplo de la sanidad.

El edificio es imponente a primera vista, y para quienes no lo conocían tuvieron oportunidad de ver las guardias periodísticas con motivo de los allanamientos que llevó adelante la policía por orden del Juez Federal Norberto Oyarbide, en el marco de la investigación por remedios truchos, investigación que por sus entretelones amenaza con terminar en un escándalo de proporciones.

La investigación federal del juez, no solo confirmó la existencia de una «mafia de los medicamentos» operando desde el mismo policlínico, sino que también se suma a otras graves denuncias, curiosamente no investigadas.

Se sabe que la Superintendencia de Servicios de Salud (también en la mira judicial) amontonaba denuncias sobre médicos truchos, medicamentos truchos a pacientes de riesgo, muertes por faltas de insumos, falta de limpieza o deficiente estado edilicio.

Mientras todo esto ocurría, sin que pacientes tuvieran una correcta atención o una adecuada respuesta a los reclamos, son muchos los testimonios en el policlínico que hablan de un estado de miedo instaurado a fuerza de amenazas y patoteros que responden a la conducción del gremio La Bancaria, es decir, Juan José Zanola y su esposa, una mujer que al parecer no conforme con el gran salto de enfermera a virtual autoridad máxima del policlínico, se manejo con dureza y ambición, ganándose el apodo de «la recaudadora».

Luego del escándalo y la confirmación de lo que empleados y delegados venían denunciando hace tiempo y de lo que eramos uno de los pocos medios en publicar, llegó la intervención.

Con la llegada del Dr.Pedro Ferrara, uno creía que había nuevos vientos, pero al parecer, será mucha y difícil la tarea a realizar para cambiar algunos malos hábitos.

El día viernes 02 de octubre, a las 13:30 h. se desarrolló una asamblea en la que el interventor había comprometido su presencia para analizar con los delegados la situación actual y real del policlínico, a la misma, este medio fue invitado por la comisión gremial interna.  A pesar de que se nos invitó un día antes, se cancelaron otros compromisos y quien escribe concurrió para participar de la asamblea y conocer la real situación del policlínico y los trabajadores.

Alrededor de las 13:30 hs, al llegar al policlínico, un hombre de seguridad que se encontraba en la puerta principal me observa bajar del taxi y aprovecho a preguntarle por la comisión gremial interna, recordando solo el nombre de quien me había cursado la invitación, a lo que me dice que no lo conoce pero que lo acompañe a preguntarle a su jefe que este seguro sí sabría dónde ubicarlo. Al llegar a una pequeña e improvizada oficina, un sujeto de camisa blanca le pregunta de mala manera al vigilador, ¿qué quiere este?. A lo que le explica que buscaba a uno de los delegados, entonces me pregunta para qué lo busco, le explico sobre la asamblea y la invitación y me pregunta ¿vos sos afiliado?, ante mi negativa me pregunta y entonces que querés aca? o ¿para qué querés ir a la asamblea?. No considerando necesario brindar tanta información para que me indicaran dónde ver a alguién, le explique que era periodista, la respuesta no solo fue grosera, sino totalmente fuera de lugar, primero me invitó a retirarme, para lo que llamó a otros vigiladores ordenándoles que me acompañen a la salida, intentó justificarse bajo la excusa de que el lugar es privado y que hay órdenes del interventor y el director del hospital de no dejar entrar a ningún periodista, esto no es un shopping. Tampoco accedió a llamar a un superior justificando esto con el hecho de ser el jefe de seguridad, si quiere le doy mi nombre desafiaba, ante lo que opté por no retirarme a pesar de las amenazas de hacerme sacar hasta tanto no me diera correctamente su nombre, entonces pude leer en su gafete lo que pronunciaba rapidamente para que no se entienda, FÉLIX LEDESMA, legajo 2426, SOLIDARIDAD.

Ante esta actitud totalmente reprochable y típica de un sujeto sin la menor capacidad para el cargo, que desconoce los principios legales de público y privado, entre otras cosas, es que tomé la decisión de retirarme no sin antes fotografiar a este personaje que patotea cuando esta rodeado de cinco empleados más, es decir, un cobarde.

Este medio se comunicó con el Dr. Jorge Feinstein, quien enterado de lo ocurrido negó la orden que el jefe de seguridad decía tener respecto de los periodistas, y se comprometió a que una vez enterado del caso se ocuparía personalmente de adoptar alguna medida. Esperamos que por el bien de todos los que deben concurrir al policlínico se terminen los actos de patoterismo.

En la asamblea el interventor aseguró que el dinero para los sueldos de los empleados estaba, pero que la institución estaba vacía, es decir, antes de la intervención solicitada por la justicia se vaciaron todas las cuentas, algo burdo y que de seguro no será difícil para la justicia investigar.

El Dr. Pedro Ferrara, también comentó en la asamblea que el policlínico tiene más de 20 pedidos de quiebra de proveedores, y un sin número de juicios de distinta índole. Que se le debe a todo el mundo, pero que tratarían de que ingresaran nuevas obras sociales a trabajar con el policlínico. Aseguró que se terminarían todas las persecuciones y que toda sancion o pase quedaban sin efecto, que su gestión sería de puertas y ventanas abiertas, por lo que los invitaba a elegir interlocutores válidos o elegir delegados.

Como siempre, este medio está con los trabajadores en su lucha por la defensa de los puestos de trabajo, por la dignidad y el respeto de todo aquel que cumple un trabajo y contra toda persecución o maltrato laboral.

Por Marcelo Ricardo Hawrylciw

Editor General del Diario El Sindical

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