Advirtió Bergoglio acerca de «la destrucción del trabajo digno»

Cardenal-Bergoglio-2El arzobispo de Buenos Aires también alertó sobre el hecho de que la sociedad -según indicó- se está acostumbrando a convivir «con la violencia que mata, que destruye familias, aviva guerras y conflictos». «Somos invitados a reconocer que algo no va bien en nosotros mismos, en la sociedad o en la Iglesia, a cambiar, a dar un viraje, a convertirnos», agregó.

El arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Mario Bergoglio, advirtió hoy sobre «la destrucción del trabajo digno y la falta de futuro» que se observa en una «sociedad contemporánea», donde «la miseria material y moral son moneda corriente».

Bergoglio también alertó sobre el hecho de que la sociedad -según indicó- se está acostumbrando a convivir «con la violencia que mata, que destruye familias, aviva guerras y conflictos».

«Los egoísmos más personales justificados, la falta de valores éticos dentro de una sociedad que hace metástasis en las familias, en la convivencia de los barrios, pueblos y ciudades, nos hablan de nuestra limitación, de nuestra debilidad y de nuestra incapacidad para poder transformar esta lista innumerable de realidades destructoras», señaló Bergoglio.

En su carta para la Cuaresma, tiempo litúrgico de 40 días anterior a la Pascua que los cristianos comenzarán a transitar el miércoles con la ceremonia de imposición de las cenizas, el cardenal dijo: «Somos invitados a reconocer que algo no va bien en nosotros mismos, en la sociedad o en la Iglesia, a cambiar, a dar un viraje, a convertirnos».

«Poco a poco nos acostumbramos a oír y a ver, a través de los medios de comunicación, la crónica negra de la sociedad contemporánea, presentada casi con un perverso regocijo, y también nos acostumbramos y convivimos con la violencia que mata, que destruye familias, aviva guerras y conflictos», aseguró.

Además, el arzobispo de Buenos Aires advirtió que «la destrucción del trabajo digno, las emigraciones dolorosas y la falta de futuro se unen también a esta sinfonía».

«Nuestros errores y pecados como Iglesia tampoco quedan fuera de este gran panorama», agregó.

También expresó: «El sufrimiento de inocentes y pacíficos no deja de abofetearnos; el desprecio a los derechos de las personas y de los pueblos más frágiles no nos son tan lejanos; el imperio del dinero con sus demoníacos efectos como la droga, la corrupción, la trata de personas, incluso de niños, junto con la miseria material y moral son moneda corriente».

«Nuevamente somos invitados a emprender un camino pascual hacia la vida, camino que incluye la cruz y la renuncia; que será incómodo pero no estéril», añadió.

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