Advierten que hay 900 mil jóvenes que no trabajan ni estudian

Daniel Arroyo, ex ministro de Desarrollo de la provincia de Buenos Aires, aseguró que el problema «más grave» que tiene la Argentina son «900 mil jóvenes de entre 16 y 24 años que no trabajan ni estudian».

Así lo indicó luego de disertar sobre los cambios para reducir significativamente los índices de pobreza, en el Congreso CREA 2010 que se desarrolla por segundo día en esta ciudad.

«Tenemos además pobreza extrema, informalidad económica, varias cuestiones, pero el punto central está relacionado con los jóvenes», diagnosticó.

La forma de incluir a los jóvenes, según Arroyo, pasa por «generar toda una red de tutores, un sistema de becas, el desafío es ver en qué sectores productivos van a trabajar los que hoy no lo hacen».

En este sentido, advirtió que los jóvenes que se incorporen no lo van a hacer al polo petroquímico ni a la industria del software sino que van a ir al sector metalmecánico, textil, frigorífico, calzado o construcción.

También consideró que debe haber un incentivo fiscal para que las industrias «tomen jóvenes, porque si no, el futuro está complicado».

«El núcleo central del sistema de tutores es que sea alguien creíble, el club del barrio, un cura, una maestra, una empresa, un técnico, que sea alguien creíble», dijo.

Se trata de que «esa persona acompañe al joven y que cuando hace tres días que no va a su empleo, le golpee la puerta de la casa y que le diga vení, vamos a trabajar», dijo.

«Debemos pensar que son jóvenes que no han visto ni a su abuelo ni a su padre trabajar y que les cuesta entonces mantener el ritmo laboral», analizó.

En la Argentina hay un 10 por ciento de pobreza extrema y muchos de los jóvenes van a la escuela al comedor.

«El tema es cómo juntar escuela, atención social, empresa, capacitación laboral con incentivos económicos para que el joven de verdad consiga trabajo», reflexionó en diálogo con el periodismo.

En el caso de la cartera laboral, dijo que el plan «Más y mejor trabajo para los jóvenes» está bien orientado, pero que es un problema de escala.

«Hay 100 millones de pesos volcados a esto y se llega a 100 mil jóvenes, cuando se necesitan 1.500 millones para asistir a 900 mil», remarcó.

Otro avance consideró que fue extender la asignación universal por hijo que hasta el momento era «para el que tenía boleta de salario o lo deducía de ganancias y no el 40 por ciento de la gente que hace changas, que es cuentapropista o está desocupado».

«El tema es establecerlo por ley para que en el futuro toda familia que tenga hijos menores de 18 años lo cobre y sea un derecho», sostuvo.

También consignó que debe haber un seguro universal de salud y definir un nivel de ingresos básicos para toda familia que tiene chicos.

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