Adictos al sexo: una vida sexual intensa tiene riesgos psicológicos

SEXO-M~1  Un estudio de la Universidad de Carnegie Mellon reveló que tener relaciones con demasiada frecuencia provoca tristeza y le quita romance a la pareja. La palabra de los especialistas.

El sexo está consagrado como uno de los grandes pilares en cualquier pareja. Es capaz de cambiar el humor, calmar la ansiedad o hasta reducir el estrés. Pero todo a su justa medida. Cuidado, respeto, diálogo y control de los impulsos es lo que recomiendan los especialistas para tener una vida sexual saludable.

Un estudio de la Universidad de Carnegie Mellon, en Estados Unidos, reveló que mantener relaciones sexuales con una frecuencia demasiado alta generan tristeza, quitan romance y hasta pueden conducir a la ruptura de la pareja.

La investigación consistió en examinar a unas 128 parejas de entre 35 y 65 años y examinar su vida sexual y las consecuencias.

El experimento se inició con la división de las parejas en dos grupos de 64. Al primero, no se le dio ninguna indicación. Se les permitió seguir con su vida sexual habitual. Al segundo se les solicitó que duplicaran su cantidad semanal de relaciones sexuales durante un período de tres meses.

Los resultados fueron claros: aquellos que potenciaron su vida sexual registraron una caída en sus niveles de felicidad, un crecimiento de su depresión y reconocieron haber perdido encanto con sus vínculos

«Posiblemente, en lugar de incrementar su vida sexual a los niveles del inicio de su relación, las parejas deberían preocuparse más por crear un entorno en el que puedan divertirse más mientras las mantienen», explicó Tamar Krishnamurti, una de las líderes de la investigación.

Cuando no hay diálogo, el problema sexual puede desencadenar una ruptura

«La mayoría de las parejas tienen que mantener relaciones al menos una vez por semana para tener una vida sexual saludable», explicó Ian Kerner, un reconocido y mediático terapeuta sexual de Estados Unidos.

«Durante la llamada fase de infatuación (primer año de relación, luna de miel, etc.), las parejas quieren sexo cada vez que se ven las caras. Lo mismo sucede cuando ambos se mudan a vivir juntos», agregó Kerner.

 
Cuando una de las partes de la pareja no respeta los deseos de la otra, nace el conflicto.

La alarma aparece cuando este comportamiento nunca se altera y el ritmo activo constante se mantiene durante años. Ahí es cuando es necesario saber si las dos partes mantienen el deseo real del sexo con esa regularidad.

«Siempre depende de cada caso puntual de la pareja. Hay algunas en las que el sexo es muy importante y otras no tanto. Pero en general, los problemas tarde o temprano causan malestar. Ahí es el momento de consultar con un especialista», explicó a Infobae Adrián Helien, presidente del Capítulo de Sexología y Diversidad de Asociación de Psiquiatras Argentinos.

«Muchas veces, si el problema persiste, esto puede conducir a conflictos aún mayores y socavar los cimientos de la pareja», alertó Helien.

Estar atento a los peligros

Un informe del departamento de psiquiatría de la Universidad de Los Angeles sobre la adicción sexual estimó que es imprescindible mantener una moderación de los deseos para evitar comportamientos inapropiados.

«Tener sexo diario es sano, siempre y cuando ambos quieran. Cuando uno de los dos ya no lo empieza a disfrutar, empieza a ser un martirio», explicó Kerner.

Algunos especialistas se refieren a la «hipersexualidad» como un incremento fuerte del deseo, acompañado por una necesidad inevitable de mantener un contacto sexual con el otro. Sin embargo, su catálogo como adicción aún permanece en debate.

«Hay que tener cuidado cuando hablamos de la hipersexualidad, porque no hay parámetros objetibables para la misma. Sólo podríamos hablar de algunas alarmas, como cuando las conductas sexuales escapan al control consciente de la persona y persisten a pesar de que son dañinas», detalló Helien.

 
Las mujeres, condicionadas por la presión social, tienden a reconocer cifras inferiores a las reales.

La comunidad científica encuentra enormes dificultades para realizar estudios sobre la frecuencia sexual de las personas.

«Las mujeres, agobiadas por la presión social y los señalamientos, tienden a mentir en sus cifras. Siempre sus números son más bajos que los de los hombres», destacó Debby Herbenick, licenciada del Kinsey Institute.

Por su parte, Helien da la otra campana: «Los hombres no aprendimos a decir que no. Tenemos guiones sexuales muy rígidos que nos dicen que tenemos que estar siempre disponibles para el sexo. No es humano el enfoque que nos deja fuera de nuestro deseo y del contexto en el que vivimos».

La solución, en la palabra

Todos los expertos coinciden: el diálogo en la pareja es el factor clave para poder mantener una relación sexual saludable y duradera.

La honestidad y el poder abrirse hacia el compañero son dos factores que pueden hasta salvar una relación en crisis. «Es necesario que cada uno cuente al otro sus gustos sobre todo: modos, maneras, lugares, cantidad de veces. No tiene por qué ser una charla aburrida, puede ser hasta algo erótico», destacó Herbenick.

«Todos somos diferentes. Tenemos mapas distintos de excitación, gustos y preferencias. Y la relación consiste en un acuerdo de ambas partes para crear un encuentro enriquecedor para ambos», afirmó Helien, también integrante del equipo de medicina sexual del Hospital Durand.

 
Si el diálogo en la pareja se mantiene vivo, está prácticamente asegurada una vida sexual saludable.

En caso de que la timidez o el pudor se impongan a la hora de tratar el sexo en una pareja, siempre está presente el escape hacia la autocomplaciencia.

«La masturbación es un aspecto muy importante para la vida sexual de una persona. Si uno tiene la libido demasiado alta, hay que masturbarse más», sentenció Kerner.

 

Fuente: Infobae

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