El jueves 3 de noviembre, la diputada María José Lubertino, en horas de la tarde en su cuenta de Twitter, se quejaba de la mala atención en el Banco Ciudad, porque debía esperar horas en la cola, luego agregaba, «la gente putea en el Banco Ciudad y yo sigo en la cola … sin poder responder. #verguenza»
Al leer el twitt, no dude en recordarle que en el Banco Ciudad pasan cosas mucho peores, que se vienen denunciando desde la CGI, y que este medio ha publicado en base a las investigaciones periodísticas al respecto. En el banco que administra el PRO, hay maltrato laboral, persecuciones, negociados, licitaciones dudosas, violencia de género, vaciamiento de algunos sectores y operaciones en perjuicio del patrimonio de los vecinos de la Ciudad.
Personalmente, le entregué en mano a la diputada Lubertino un resúmen de esto en una oportunidad en la que se encontraba acompañada por el legislador Aníbal Ibarra en la Asociación Cristiana de Jóvenes ubicada en la calle Reconquista 439 de esta capital, comprometiéndose ambos a ocuparse del tema.
Es que con su aparente inocente comentario, no se ataca a la administración del Banco Ciudad, sino a los empleados, empleados que vienen siendo objeto de distintas maniobras que los perjudican no solo en su trabajo diario, sino también en la carrera bancaria. La administración que preside el Dr. Federico Adolfo Sturzenegger, ha ido operando para que cada vez menos operaciones se realicen por ventanilla, prescindir así de los cajeros y sutilmente hacer que los clientes escojan por comodidad operar por Homebanking, y los no clientes, pero sí vecinos, concurran a los Pago Fácil, empresa vinculada al Grupo Macri.
Los únicos responsables de la mala atención en el Banco Ciudad, son sus directivos, me consta que hay reclamos de más personal en sucursales que están saturados de trabajo.
Si alguien le quiere recordar a la diputada esta realidad del banco de los vecinos de la Ciudad, estará ayudando a que todos tomen conciencia de que el banco necesita de todos, para seguir siendo útil para todos.
Por Marcelo Ricardo Hawrylciw
No le pidan magia a Lubertino. Ni tampoco ideas. Recordemos por qué se hizo famosa… no fue por sus ideas, precisamente.
Lubertino es una loba (en el mal sentido) disfrazada de cordero. Se queja de la discriminación a las mujeres, pero si no le decís que es hermosa te maltrata. Una soberbia.
Ah, y en su paso por el INADI dejó más bolonquis que Morgado y Rachid.
Que alguien así corte por lo más delgado, culpando a los empleados de las fallas de los jefes, es lo esperable en gente como de ella, de baja estofa…